Película El Principito: Los retos de la adaptación de un clásico

El viaje largo y gratificante para adaptar la obra clásica de Saint-Exupéry en un película de animación moderna comenzó hace más de ocho años cuando los productores franceses Aton Soumache, Dimitri Rassam y Alexis Vonard obtuvieron el visto bueno de Olivier d'Agay, presidente de la Herencia de Saint-Exupéry, para desarrollar una representación cinematográfica basada en la propiedad.

"Sentimos una enorme responsabilidad de hacer justicia a esta novela atemporal, que es amada por tanta gente de todo el mundo", dice Soumache. "Cualquiera que lea el libro tiene su propia impresión personal de El Principito y su mundo, así que no es posible hacer una adaptación sencilla. Recuerdo a mi padre leyéndome el libro incluso antes de que yo fuera a la escuela, y muchas personas tienen una muy fuerte conexión personal con este trabajo. Así que fue muy importante para nosotros encontrar un director que pudiera imaginar una nueva manera de acercarse a este libro".



El productor Dimitri Rassam señala: "Puesto que el libro es tan conocido y amado en todo el mundo, sentimos que teníamos que encontrar un director que fuera muy respetuoso con el material, pero que fuera capaz de ofrecer una visión audaz así como también entretenida. Era importante que el equipo creativo fuera respetuoso con los fundamentos del libro, pero no se sintiera encadenado por ellos".

Tanto Soumache y Rassam creen que se sacaron la lotería cuando el director americano Mark Osborne accedió a dirigir la película. "Al principio, Mark no quería siquiera pensar en ello porque era un trabajo demasiado importante, pero sabíamos que podía hacer un gran trabajo", dice Soumache. "Él ya había dirigido la película de DreamWorks, "Kung Fu Panda", que presentaba dos destacados elementos culturales chinos –el Kung Fu y el panda- y esa película fue amada y alabada en China por unanimidad. Había encontrado una manera de tomar este tema muy en serio. Cuando accedió a pensar en El Principito, tomó distancia y pensó mucho en ello. Seis meses más tarde, regresó con una propuesta que nos dejó impresionados".

Osborne había creado una nueva historia en torno al material original, lo que permitió a todos volver a visitar al Principito a través de los ojos de la niña de al lado. "Fuimos muy afortunados de tener a Mark, quien es un director con talento y con una visión tan clara del camino", dice Soumache. "El hecho de que fuimos capaces de contar la historia del Principito usando animación stop-motion añade otra capa maravillosa a la película. Vemos las familiares ilustraciones de Saint-Exupéry cobrar vida de una manera real y tangible".

"Hacia el comienzo de la película, cuando la niña descubre el libro del Aviador por primera vez, vemos este mundo stop-motion a través de sus ojos, y es un momento muy emotivo", señala Soumache. "Realmente se obtiene una conexión fuerte entre el mundo animado de la Niña y el universo stop-motion de El Principito. Se paga un maravilloso tributo a la obra".

"En primer lugar, Mark quería hacer una gran película, pero el libro y su mensaje eran muy cercanos a su corazón", dice Rassam. "He visto la película muchas veces, y me hace llorar cada vez. Como padre de una hija de tres años de edad, realmente resuena en mí, tal como lo hizo cuando mis padres me leyeron el libro cuando yo era joven. El Principito une a la familia en torno a una gran historia. Creo que es el corazón de nuestra película".




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